Sin rueditas, de Paula Bombara y Carolina Farías, Buenos Aires, SM/ El Barco de vapor, 2014, 98 páginas.
por Romina Sonzini
Sin rueditas nos abre la puerta a una historia singular, y para adentrarnos en ella Paula Bombara elige, como epígrafe, un poema de Antonio Orlando Rodríguez en el que se comienza a delinear hacia dónde nos llevará la novela.
Sofía empezó primer grado pero su atención se centra en cuestiones como los rayos de sol filtrándose por la ventana y jugando sobre las hojas de su cuaderno. A Sofía le cuesta estar atenta, le cuesta hacer amigos, le cuesta decir lo que piensa. Sofía tiene miedo, muchos miedos, miedo a casi todo. Y entre su distracción y sus miedos se ve atrapada en una situación que la llevará a romper con algunas barreras.
En Sin rueditas, Bombara no abandona el tono poético propio de sus libros. La historia está contada a partir de un trabajo sobre el lenguaje que pone de manifiesto una preocupación por lo que se cuenta y por cómo se cuenta. Por otro lado, esta novela presenta una particularidad: un juego entre la finalización, el inicio y los títulos de los capítulos que rompe con la estructura narrativa canónica. Este recurso resulta muy interesante por el efecto y el ritmo de lectura que genera.
Por su parte, Carolina Farías realiza un trabajo de ilustración interesante, que acompaña y enriquece al texto.
(*): Integrante de la ONG Jitanjáfora